De acuerdo al MEMF, los agregados monetarios tienen el objetivo de medir el dinero disponible en una economía para hacer compras de bienes y servicios, o bien para invertir en otros activos. Dado que este tipo de transacciones se pueden realizar utilizando una amplia gama de instrumentos financieros, que existe una alta heterogeneidad en la manera en que distintos agentes hacen uso de estos instrumentos, y que los sistemas financieros cambian con el paso del tiempo, es recomendable que la definición de los agregados monetarios en una economía se revise periódicamente.
En marzo de 2016, el FMI puso a disposición del público el nuevo MEMF, el cual por primera vez ofrece ciertos lineamientos metodológicos generales para la construcción de dichos agregados, los cuales permiten que la estadística generada sea comparable entre distintos países, En adición, el MEMF señala que es posible considerar como parte de los agregados monetarios a los instrumentos financieros que típicamente no forman parte de estos indicadores en la medida que, para una economía en particular, estos tengan características similares al dinero.
Tomando en cuenta lo anterior, la nueva metodología que establece el Banco de México para definir a los agregados monetarios considera cuatro indicadores: Un agregado estrecho (M1) y uno amplio (M2) que se adhieren a los criterios estándar que propone el MEMF y que, por ende, son comparables a nivel internacional, y otros dos agregados más amplios (M3 y M4) que toman en cuenta las características específicas de la economía mexicana.
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